RIO DE MI INFANCIA
Cada uno de nosotros lleva un río
como el sonido más puro de su infancia.
Canción de cuna trasmitida de padres a hijos,
de árboles a pájaros, de cielos a tierras.
Canción de cuna, azul, ¿quién no la comprendió
primero que los hombres y las cosas, quién
que no fuera rey no recibió su bendición?
Pobres y ricos fuimos retirados de su seno
igualmente desnudos, porque en su presencia
somos todos iguales como las hojas de los árboles.
Estrella terrestre, tú no te alejaste,
y te has quedado para alumbrar a los hombres..
Surco siempre lleno, tú no te agotaste,
y te has quedado para eternizar la primavera.
Caballo echado a nuestro lado, tú no te cansarás
de traernos y llevarnos; de traernos siempre.
Cabellera que cae del cielo, tú nos cubrirás
los hombros cuando nos hayamos muerto.
Oh río de mi infancia, oh majestuoso Maule,
deja mirar mi rostro en tus aguas profundas,
porque para ti no existe la vejez ni el cansancio,
y somos todos para ti como las hojas verdes.
Padre de los pescadores y los campesinos.
Padre de las banderas y las lluvias.
Padre de las estrellas y los pueblos.
Padre del pan y de la música.
Desde Curtiduría hacia el mar te sigo.
desde el puente Bancoarena te saludo.
desde un falucho a medio hacer te canto.
Desde el Mutrún bajo en picada como un pájaro
y me hundo en tu tempestuosa desembocadura,
donde se mezclan los besos y las lágrimas.
Oh río de mi infancia,
vuelvo a navegarte como si volara,
vuelvo a remar de pie sobre tus embarcaciones
con la camisa al viento como un ala rota.
Vuelvo a enrollar la red en la cintura,
y a extenderla como cielo en el cielo,
y a retirarla cantando en los atardeceres,
como si trenzara la luz.
Oh mi río amanecido
como el zafiro que yo siempre busqué,
vuelvo a hundir las manos y a sacarlas
como alas infantiles y locas.
Oh mi río atardecido,
vuelvo a encontrar tus ciudades sumergidas:
el reflejo de los árboles como inmensas torres,
el fulgor de los peces como lámparas trémulas,
la sombra del crepúsculo
como una ciudad pintada para una fiesta,
el grito de los pájaros marinos
como la voz de tus antiguos ahogados.
Vuelvo a llamar en tu país sumergido,
después de tanto tiempo,
y por una de sus calles me encamino.
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