Leyendas del Cristo Negro
I
1 CAMINABA Jesús por la ciudad,
llevando un gran martillo.
2 Y uno había en medio de la turba, el
cual dijo: He aquí al Hijo del Carpintero.
Y le pellizcó la mejilla.
3 Ocurrido lo cual Jesús descargó el
martillo en medio de su rostro. Y
enfrentando a la turba, dijo: Varón soy
de verdad y de justicia, mas antaño fui
golpeado y pellizcado muchas veces. Y
como viese unos niños junto a él, dijo:
4 Cada uno de estos pequeños de
grandes ojos y pies desnudos, necesitará
mañana un martillo.
5 Entonces la plebe, y los borrachos y
las prostitutas vestidas de rojo, rodearon
a Jesús.
6 Y una mujer de grandes labios
díjole: ¿Has venido a predicar la
violencia? Replicóle Jesús: No predico la
violencia, porque la violencia está en
la naturaleza de las cosas, y yo no
soy ajeno a la naturaleza de la cosas.
7 Y un borracho que había muerto a
su hijo, dijo a Jesús: Hablas verdad,
oh extraño; he ahí que anoche escuché
el canto rojo del vino, y muerto he al
hijo de mi corazón.
8 Mas Jesús, escupiendo en el rostro
del borracho, habló en el lenguaje de
las parábolas, diciendo:
9 Uno había que construyó su
morada junto al mar, en el lugar más
peligroso.
10 Y el tifón, y los animales del mar
entraban en la morada; grande mal
había acarreado por su mano. Y él decía:
¿es mía la culpa de que el viento y las
bestias del mar, se asienten en mi casa?
11 Y dormía en el umbral de la casa,
y holgábase en ella con las hijas de los
pescadores.
12 Mas la sal y la muerte habían
invadido el aire de la casa, y había
putrefacción en sus cimientos.
13 Y los días del hombre fueron
contados.
14 Por lo cual os digo, que aquél que
buscare el peligro, lo hallará, y aquél
que caminare por entre pantanos
perderá la vida.
15 Oído lo cual, el borracho comenzó
a azotar su rostro contra las piedras.
16 Entonces uno de la turba dijo:
Homicida es, y quería arrastrarle ante los
jueces.
17 Dícele Jesús: Desde la matriz de tu
madre vienes cargado de culpas,
¿cómo juzgarás a tu hermano?
18 De verdad, de verdad te digo, que
para este oficio de perseguidor de
hombres necesitas nacer dos veces.
19 Porque entre el perseguidor y el
perseguido, ¿Qué hay sino la letra
muerta?
20 Diciendo lo cual, Jesús fuese por
el camino. Y ninguno se atrevió a
seguirle.
1 CAMINABA Jesús por la ciudad,
llevando un gran martillo.
2 Y uno había en medio de la turba, el
cual dijo: He aquí al Hijo del Carpintero.
Y le pellizcó la mejilla.
3 Ocurrido lo cual Jesús descargó el
martillo en medio de su rostro. Y
enfrentando a la turba, dijo: Varón soy
de verdad y de justicia, mas antaño fui
golpeado y pellizcado muchas veces. Y
como viese unos niños junto a él, dijo:
4 Cada uno de estos pequeños de
grandes ojos y pies desnudos, necesitará
mañana un martillo.
5 Entonces la plebe, y los borrachos y
las prostitutas vestidas de rojo, rodearon
a Jesús.
6 Y una mujer de grandes labios
díjole: ¿Has venido a predicar la
violencia? Replicóle Jesús: No predico la
violencia, porque la violencia está en
la naturaleza de las cosas, y yo no
soy ajeno a la naturaleza de la cosas.
7 Y un borracho que había muerto a
su hijo, dijo a Jesús: Hablas verdad,
oh extraño; he ahí que anoche escuché
el canto rojo del vino, y muerto he al
hijo de mi corazón.
8 Mas Jesús, escupiendo en el rostro
del borracho, habló en el lenguaje de
las parábolas, diciendo:
9 Uno había que construyó su
morada junto al mar, en el lugar más
peligroso.
10 Y el tifón, y los animales del mar
entraban en la morada; grande mal
había acarreado por su mano. Y él decía:
¿es mía la culpa de que el viento y las
bestias del mar, se asienten en mi casa?
11 Y dormía en el umbral de la casa,
y holgábase en ella con las hijas de los
pescadores.
12 Mas la sal y la muerte habían
invadido el aire de la casa, y había
putrefacción en sus cimientos.
13 Y los días del hombre fueron
contados.
14 Por lo cual os digo, que aquél que
buscare el peligro, lo hallará, y aquél
que caminare por entre pantanos
perderá la vida.
15 Oído lo cual, el borracho comenzó
a azotar su rostro contra las piedras.
16 Entonces uno de la turba dijo:
Homicida es, y quería arrastrarle ante los
jueces.
17 Dícele Jesús: Desde la matriz de tu
madre vienes cargado de culpas,
¿cómo juzgarás a tu hermano?
18 De verdad, de verdad te digo, que
para este oficio de perseguidor de
hombres necesitas nacer dos veces.
19 Porque entre el perseguidor y el
perseguido, ¿Qué hay sino la letra
muerta?
20 Diciendo lo cual, Jesús fuese por
el camino. Y ninguno se atrevió a
seguirle.
1 comentario:
ES RARO NADIE HA COMENTADO ESTE GRAN POEMA, DEL GRAN MASSIS...
SIN DUDA DE LOS MEJORES EN EL ARTE POETICO FRIO , LLENO DE IMAGENES DESPIADADAMENTE HERMOSAS,
ESTOS TIEMPOS EXTRAÑOS TANTO JOVEN VESTIDO DE NEGRO OCULTOS BAJO LA IGNORANCIA DE HABER TENIDO AL PAPA NEGRO...
MASSIS NOS ENSEÑA QUE SIN DUDA VIENDO LA BELLEZA JAMAS LA SEGUIRIAMOS POR ESTE FUERTE DESEO DE SENTIRNOS INFELICES, ES INNATO EN NUESTROS SER.
PERO VUELVO AL PUNTO, PASE POR AQUI SI BIEN NO SIENDO ESTE POEMA UNO DE MIS FAVORITOS, POR RESPETO A ESTE GRAN GENIO ESCRIBO,
ES SEGURO QUE SI MARCELO RIOS PUBLICARA BAJO UN FORMATO BARATO BARATO SUS ENCUENTROS SEXUALES CON TANTA PINTURITA FLAITE ESTE LUGAR ESTARIA LLENA DE COMENTARIOS
SALUDOS... A LO QUE GOZAN DE CONCER Y ADMIRAR EL ARTE DE MASSIS
ivette_caro36@hotmail.com
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