Jorge Soto García

La Inmuno-Indiferencia Adquirida

Podría pasar errando eternamente mis pasos sobre mí y, aún así, perderme entre el sonido de mi ausencia. Así es el día así es la noche donde brotan los desbordes como cualquier tristeza, como cualquier miseria.

Podría pasar contando hechos, narrando historias grises frente a un espejo; tentándome a temáticas que harían de mis desagravios una formula sustancial para así terminar con todo sin apenas comenzar y olvidar sin siquiera vivenciar.

Podría devolverme la paz si mis teguas no fuesen propaganda, si la especie no fuese una mordaza, si un espacio tan solo, limpio y puro permitiese gobernarlo.

Ausente, vagabundo enajenado, practicante a sus ideas quien a su juicio ha condenado a quien indulte sus criterios. Vocero de los mudos, cómplice de enfermos, invisible y sin un cerco dando hambre a las ideas. Trata el hombre en vano al hombre pues el hombre ya es un menos, y en la suma lo que sigue a la cuenta de los necios.

Bajo ruido en las piedras la limosna me envenena y en vanguardia de escribiente la protejo con orgullo. Podría cambiar el descansa en paz, hasta que la vida nos separe de la muerte. Que el que sufra demasiado tome el arma y se mire frente a frente y el que piense con nostalgia lo que fue no haga ruido y llore y calle.

Cualquier brisa es una espada que se entierra en tus raíces, que se incrustan en la sangre con el odio de tus deudos, cualquier mente es tu inodoro y las eses son tu entorno. En la especie, entre comillas, hay un cerdo que se encoje y un cojo que te aplaude. Cualquier miedo es nuestro miedo, cualquier mimo nos reemplaza.

Vamos antes de lo previo manejando en lo intangible el talento que estrangula, dando forma a una escultura que se molda a lo imperfecto, que se exhibe si sentido en cuarto bajo llave.

Somos sombra a diestra nuestra de lo que hemos cosechado. No hay avisos pronunciados de un implante de virtudes, soy ajeno a lo que veo, soy ajeno a la belleza, soy la huella en la moldura de los que emergen de un infierno, más otro ciego que tropieza con su trampa.