2 de septiembre de 2005

Nueva Vida, Vieja Historia

Hace 27 días nació mi hija, Rocío Fernanda.

A pesar de ser mi tercera experiencia en estas lides esta vez algo parece ser diferente. No sé si el hecho de pensar todo el día en ella, no poder dejar de mirarla (ya sea cuando está conmigo o a través de fotos), reirme y celebrarle el menor atisbo de sonrisa, gesto o mejor dicho, todo lo que mi imaginación asocia a una reacción a los estimulos dados, sean un indicador que algo cambió pero definitivamente algo no es lo mismo. Yo no soy el mismo.

Yo no soy el mismo al entender que ha llegado a este mundo un nuevo ser humano y que una parte del sentido que tome su vida es consecuencia de mi forma de ver la vida, de mi forma de actuar, de las buenas y malas experiencias, de mis deseos y motivaciones. Ella es la prolongación de mi historia asi como yo soy la prolongación de la historia de mis padres y ellos de los suyos, con los matices y particularidades que solo la vida regala a cada cual. Siglos y siglos de experiencias, desde que el hombre es hombre condensados en esta pequeña criatura.

Ellos saben...saben más que nosostros. Nacen un peldaño más arriba y, la mayoría de las veces no necesitan vivir lo que nosotros para entender lo mismo. Probablemente no se caigan tanto como nosotros y tengan mucho que aportar a nuestro proceso de crecimiento y aprendizaje en esta vida. Vienen mejor dotados que nosotros para enfrentar y resolver las vicisitudes.

En fin, han sido 27 intensos días, de mucho ajetreo, cansancio
y sueño, sin embargo el ver sus ojos tan llenos de vida, verla dormir como si no existiera nada más en esta tierra y darme cuenta que a diario va creciendo y aprendiendo un poco recompensa cualquier reclamo que pudiera efectuar mi mal acostumbrado cuerpo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Nueva vida, vieja historia"
El poder ver el amor donde alguno de nosotros lo hemos olvidado tal vez, por preocupaciones, problemas u otras cosas que consume el verdadero sentido de vivir, genial entonces Andrés, bienvenido al verdadero sentido que refleja Rocio Fernanda. Una personita llena de luz, es muchas veces para nosotros los padres es vitamina para nuestro espíritu.
Felicidades para ti y Claudia.
Un abrazo, Juan.

Anónimo dijo...

Sin duda, la paternidad es maravillosa y te tocó mas profundo con esta nueva hija. Al parecer, los años te van poniendo mas sensible. Aprovechala al maximo, acuerdate que hijos pequeños, problemas pequeños, hijos grandes, problemas grandes y no te darás cuenta y ya estarás entregandola en el altar.
Felicidades, Rodrigo López

Anónimo dijo...

De pronto se me ocurrió poner tu nombre en el google, y de intruso me entero que has sido padre por tercera vez. Ella es hermosa. Que Dios los bendiga. En este momento me regalaste una gran alegría y nostalgia.
Cristián